Sin embargo, hace unas semanas atrás, un hombre quiso cambiar la historia y la verdad es que no pudo. Jenna Talackova, de cromosoma XY en su origen, no solo optó por mudarse al cuerpo de una mujer, si no que además, se atrevió a participar en el concurso Miss Vancouver en Canadá, convirtiéndose en el primer hombre, genéticamente identificado como tal, en realizar esta hazaña. Lo misterioso vino después, cuando una vez elegida como finalista Jenna fue eliminada del concurso.
Después que se prendiera la alarma de discriminación asustando a los directores del evento y obligándolos a reintegrar a la participante para evitar ser catalogados como "tercer mundistas" o "chilenos doble stándard", queda reconocer que la infracción a la "regla" no la cometió la Talackova ni sus genes, muy por el contrario, fueron aquellos que afortunadamente se retractaron.
El afán de estos encuentros es la adoración por una figura femenina que con el tiempo es más cercana a una escultura, obra de arte o creación científica, más que a la realidad que enfrentamos día a día. Por esto mismo, cualquiera que se inscriba en estos patrones y los quiera seguir, entregándose al culto de estos masivos Beauty Pageants está de acuerdo con las reglas. Jenna no cambió la historia al inscribirse y seguir participando en el concurso, sino más bien se convirtió en uno de los tantos hombres que entregan su cuerpo para así rendirle tributo a la Diosa de la Apariencia o Miss Máscara Universal.
Pronto veremos (cada quien es libre de hacerlo) por las pantallas nacionales un nuevo reality, lea bien: Miss Chile 2012. Veremos qué tan real es la experiencia.
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