Wednesday, April 8, 2009

Hay algo en las palabras

Hay una fuerza escondida en cada palabra. Para bien o para mal. Energía Negativa, a veces, y otras, Positiva. Existe, es dificil dar con ella o saber como manejarla pero esta ahi.
Lo cierto es que el mito de que si dices algo y al otro dia pasa o le cuentas a todos sobre un proyecto posible, tantas veces, que nunca pasa nada, han dejado de ser mitos. Definitivamente la práctica hace al maestro, porque es la experiencia la que al final de cuentas te enseña (mostrar y develar) el camino a, b o c, que has decidido tomar.

De todo esto saco muchas conclusiones, la más infantil de todas, y la primera que se me viene a la cabeza, es que simplemente me dan ganas de no hablar. Cerrar mi boca impulsiva y no emitir sonidos de ningun tipo. Porque todos cuentan, en este mundo energético transmitido a traves de la verbalidad. Todos los sonidos son capaces de generar una respuesta en el cosmos, y con el tiempo me he dado cuenta de lo poco equilibrada que vago y transito en él. Quizás si fuera ella, me daría gusto recorrerla. Pero me cuesta, me tropiezo y caigo una y otra vez.

Se podría decir que "literalmente" maté a mi coneja, que más que mi coneja era mi queridisima manchita, mi pequeña josefina embotellada, claro que más bien enjaulada. La maté un día antes de su muerte. Porque nombre su muerte con tanta seguridad que no le quedó otra que morir.
También podría decir que "literalmente" soy la causal de mi soliloquio constante. De mi aislamiento emocional, porque mañana me iba a encontrar con una posible otra nueva, y lo primero que hago es hablarlo con "los cercanos" una y otra vez, hasta asesinar la sorpresa. Descuartizando la acción con la palabra.

Creo en el día en el que mi palabra se convierta en vida, no busco mover montañas ni mucho menos decir un "hágase la luz" y todos sabemos lo que viene después. Simplemente necesito reconocer cuándo, dónde y, por supuesto, con quién.

Mientras tanto prefiero cerrar el tarro mientras sea tarro y no instrumento.